En el colegio a veces no ha sido fácil. Algunos compañeros se han reído de mí, me han señalado por mi forma de hablar o por mi cicatriz. Eso me hacía sentir solo y con miedo. Pero en medio de esas burlas, aparecieron otros niños que me tendieron la mano, que me invitaron a jugar, que me defendieron cuando me sentía más débil.

Ellos me enseñaron que no necesitamos muchos amigos, sino los verdaderos. Los que se quedan cuando los demás se alejan. Gracias a ellos entendí que no estoy solo, y que siempre habrá alguien dispuesto a acompañarnos en el camino.
Y tú, ¿recuerdas a esa persona que te acompañó en un momento difícil? Cuéntanos tu historia de amistad y déjanos compartirla aquí. Quizás tu relato ayude a alguien más a descubrir el valor de tener a alguien que te diga: “Estoy contigo.”

