Si hay algo que me ha hecho fuerte en mi camino, es el amor de mi familia. Desde que nací, mis papás han estado ahí para mí: cuidándome, llevándome a consultas, dándome fuerzas cuando yo no las encontraba. Mi mamá siempre sabe cuando estoy triste y me recuerda todo lo que hemos superado juntos. Mi papá me enseña a no rendirme, y mi familia me hace sentir que nunca camino solo.
Ese amor es mi refugio, mi motor y mi razón para seguir adelante. Gracias a ellos entendí que no importa cuán duro sea el camino, siempre habrá un abrazo que nos devuelva la calma.
¿Y tú? ¿Quiénes han sido tu refugio en los momentos difíciles? Comparte tu historia con nosotros y déjanos publicarla aquí. Porque cada relato de amor y apoyo puede ser la esperanza de alguien que lo necesita.


